La prensa afín al PP atiza a Fernández Díaz por soltar al etarra enfermito y el ministro encuentra consuelo en El País.
«Choque frontal en el PP por la decisión política sobre Bolinaga», titula El Mundo. Pedro J. dice que «los asistentes a la reunión certifican que se vivieron momentos de gran tensión» y dice a Rajoy que se deje de pamplinas, que «ha tomado una decisión política aunque sea perfectamente legal, lo que nadie le discute». Eso sí, que sepa que «ha conseguido el respaldo del PSOE, lo que no es una garantía de acierto, teniendo en cuenta la trayectoria de Rubalcaba en materia de política antiterrorista». Cayetano González está confuso. «¿Qué política antiterrorista tiene Rajoy?», se pregunta. «Mucha gente desconfía de que no esté limitándose a administrar la herencia» de Zapatero.
El País elige bando y son Aguirre y Mayor Oreja quienes «utilizan el caso Bolinaga para atacar a Rajoy». Y el pobre ministro del Interior «tuvo que dedicar mucho tiempo a explicar a su partido la excarcelación del secuestrador de Ortega Lara por razones humanitarias», cafres, que son unos cafres. «Las cosas no van bien en el PP», se relame Carlos E Cué.
No obstante, para Prisa esto es pecata minuta y abre su portada con economía demostrando que su capacidad para elaborar titulares alarmantes es inagotable. «Andalucía pide 1.000 millones al Gobierno para llegar a fin de mes», «Cataluña y Andalucía lanzan un SOS», «la asfixia financiera es total». Y así.
También ABC está mucho más preocupado por la situación financiera. «Andalucía maquilla su rescate y pide 1.000 millones al Estado». «El ejercicio desmedido de competencias autonómicas y el despilfarro ha dejado exhausta la capacidad de la sociedad española de generar ingresos suficientes para su sostenimiento», advierte inaccesible al desaliento mientras Rajoy y su casta se hacen los suecos. Y es que ya lo dice Tomás Cuesta. «Rajoy permanece impávido» ante los acontecimientos, «como si no fueran con él, como si nada de todo esto terrible que nos está sucediendo no fuera, de verdad, más que una pesadilla que acabará por esfumarse si uno se queda muy callado, y no hace nada, y espera, espera, espera aquel bendito maná de lo previsible que tiene que llegar con necesidad milagrosa». Vamos, como si estuviera jugando al escondite.
La Razón se lía a capones con Fernández Díaz por no cerrar el pico. «Es muy posible que el debate no hubiera tenido lugar si el ministro no hubiera tomado la palabra», el muy bocazas.»Si el ministro no hubiera puesto encima de la mesa el tema, Mayor Oreja no se hubiera atrevido a sostener en privado las críticas al Gobierno que ya había hecho en público. Pero el ministro habló y a partir de ahí ya no hubo manera de frenar la disputa». Y ¡hala! se armó la marimorena.
Javier G. Ferrari prefiere atizar a Merkel dando donde más le duele. Alemania «recibió la ayuda y la solidaridad de todos los países, y no por haber sido una nación frívola y manirrota, sino por haber provocado la mayor hecatombe de la historia». Y que conste que «no se trata ahora de desenterrar fantasmas», qué va, pero por si acaso se les había olvidado. «Al final va a resultar una fracasada como dijo en su día un prepotente Zapatero. Pero no por el diagnóstico zapaterino, sino porque puede terminar cargándose la Europa del euro».
La Gaceta «abre una guerra interna en el PP» por el caso Bolinaga. Antonio M. Beaumont apunta directamente al ministro. «Mal pintan las cosas en el PP para Fernández Díaz», le advierte. «Importantísimos dirigentes del PP» están supercabreados con él por su «mayúsculo tropezón» y le han «declarado la guerra». Pues sí que vienen belicosos.
LacrimaSeca 