El maléfico influjo del 13 persigue a la infanta y Federico no se lo traga

La prensa se divide entre los que no se creen las explicaciones de Hacienda sobre las fincas de Cristina y los que sí. En el último grupo hay uno.

 

 

«Montoro ni aclara el enigma ni depura responsabilidades«, dice El Mundo mosca total. «Tan locuaz otras veces, tan callado ahora«, dice sobre el ministro parlanchín. «Hacienda atribuye a empleados del Catastro y de las notarías la utilización del DNI de la Infanta pero no explica cómo pudo ocurrir 13 veces. Los investigadores del caso Noos consideran imposible que se trate de un error», que a otro perro con ese hueso, vienen a decir.

A Federico Jiménez Losantos tampoco se la han colado. «La notita» es «una de las tomaduras de pelo mas desvergonzadas que ha perpetrado la casta política en las últimas décadas», dice con evidente cabreo. Solo nos dejan dos alternativas «considerar que nuestro dinero está en manos de imbéciles o, lo que parece más razonable, que los que dirigen la explotación de bolsillos inermes a cielo abierto, o sea, el Fisco y/o el ministerio de Hacienda son politicastros desalmados que no dudan en forzar la prevaricación de funcionarios a su cargo para alcanzar objetivos políticos sórdidamente ilegales». Porque es que “ni los tontos de baba se creen la nota de Montoro”. “Eso de que se ha confundido el DNI nº14 de Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia con otro DNI de otra Pepita Jiménez no se lo cree ni el tragasables del Circo Prince”, dice el desconfiado. “Más bien cabe temer que somos víctimas de gente sin escrúpulos que por hacerle un favor a la Zarzuela y hundir al juez Castro son capaces de falsear datos, prevaricar y obstruir la acción de la justicia, favoreciendo de paso a unos acusados de blanqueo de dinero, evasión de capitales y otras muchas fechorías. Si la infanta no los denuncia será porque querían ayudarla. Si la Fiscalía Anticorrupción no los persigue será porque no es una cosa ni la otra. Podrán quedar impunes pero son delitos”. Este Federico siempre tan mal pensado.

A Santiago González lo que le causa repelús es el «mal fario» de la infanta. Y tiene razón, fíjense. «El Rey ostenta el (DNI) 10, la Reina, el 11, la infanta Elena, el 12, la infanta Cristina, el 14 y el príncipe el 15. Dirán ustedes ¿y qué se hizo del numero 13?» Pues sí, Santiago cuenta, cuenta. Explica que «al parecer, la Familia Real es supersticiosa, o lo son los funcionarios del Registro; junto al número 13 se lee ‘anulado’. Muy bien hecho, dirán. Pues a la pobre no le ha servido para nada. Vean. “El caso es que la infanta Cristina pudo sortear el número 13, lagarto, lagarto y tocar madera, pero no ha podido librarse de su maléfico influjo; la Agencia Tributaria le adjudicó en el escrito remitido al juez la venta de 13 propiedades, 13». ¿No se les han puesto los pelos de punta? “Tendría que haber llamado la atención que una infanta que se salta el número 13 en el DNI, se habría plantado al vender la duodécima propiedad para no tener mal fario”. Bien pensado, Santiago, otro gallo le hubiera cantado a la infanta si fueras registrador de la propiedad, lástima.

El País ha decidido no darle más vueltas al asunto, pelillos a la mar, y abre su portada con que «Economía insta al Banco de España a poner coto a las cláusulas suelo». En una columna de su portada titula: «Hacienda culpa del enredo con la infanta a un error con su DNI», así, planito, sin mojarse. Lo que opina sobre esta explicación se lo deja a la tipografía. «Con esta aclaración –apercíbanse de la cursiva- Hacienda trató de autoexcluirse de cualquier responsabilidad». El caso es que ellos han preguntado a uno de los notarios que supuestamente metieron el patón. «Somos humanos y pudo haber un error pero es muy raro», dice. «Ese mismo error se produjo, según Hacienda, en otras tres notarías y en un total de 13 fichas». Hala vete, viene a decir. No hay editorial sobre el tema, y prefieren hablar del AVE, del que dicen que hay que utilizarlo con «mesura”. “La red de alta velocidad es un factor de progreso, pero su desarrollo debe ser revisado”. Sabia reflexión.

ABC nos enseña «las falsas propiedades de la infanta» y, la verdad, son horribles. Con exquisita educación, el editorialista le pregunta al ministro si le ha visto cara de idiota. «Montoro tendrá que afinar y complementar» las explicaciones de ayer. «Es posible que el problema se deba a un error», claro, claro, pero “realmente llama la atención que ese error se haya producido en una docena de ventas y en cuatro registros de la propiedad distintos. Y queda por saber en qué eslabón de la cadena se produce ese error”. Por lo demás, también le resulta “difícil creer que ningún técnico de la Agencia Tributaria reparara en lo poco verosímil que parece una transmisión en la que la hija del Rey vende un terruño por un precio de 843 euros«. Sus columnistas no quieren ni hablar del tema.

La Razón no encuentra motivos para poner en duda la explicación del ministro. Porque miren, «un error registral del DNI también atribuyó a la hija de Franco fincas que no eran suyas». ¿Ven como puede pasar? Descreídos, hombres de poca fe. En un breve editorialillo, Marhuendadice que «las explicaciones que el ministro debe dar en sede parlamentaria aclararán sin duda este suceso». Sin duda, si duda. Porque el editorial grande e importante se lo dedica al Rey, que «vuelve a tomar el timón». Es el segundo que le regala esta semana.

A La Gaceta siguen sin importarle un bledo los problemas de la infanta con las fincas y abre su portada con unas declaraciones de Duran Lleida. «Quien diga que Cataluña puede ser un Estado independiente dentro de la UE, está mintiendo». A Xavier Horcajo sí que le ha llamado la atención lo que le ha pasado a Cristina porque «a la infanta le ha pasado como a mi padre», que también tiene problemas con una finca que no es suya. No, si al final va a ser de lo más común. Eso sí, a su padre le pasa solo con un terrenito, «lo de Cristina es demasiada coincidencia, trece fincas, de diferentes provincias; vendidas produciendo un millón cuatrocientos mil euros. Peor que un error-metralleta de los catastreros con la infanta sería que, por ejemplo, su marido hubiera intentado fingir esas compraventas». Pero esto ya es un suponer.